Seguramente habréis visto cipreses plantados en la entrada de alguna masía. También en las de Corbera. Al menos en Can Toni Joan hay uno, otro en Can Baiona y varios en Can Casildo (Ver la foto de la cabecera). Y en Can LLopart me dicen que cinco: un grupo de dos y otro de tres. Son los llamados xiprers de benvinguda.
Pues bien, la cosa tiene su significado y su simbolismo. Parece que se trata de una tradición catalana, aunque hay quien se remonta a las villas romanas en las que, me dice, se solía plantar un ciprés como signo de hospitalidad. Lo cierto es que siglos atrás, cuando viajar era toda una aventura, y encontrar donde comer o alojarse una suerte, si al llegar a una casa o masía, veías que había un ciprés plantado, significaba que podías contar con que te ofrecieran bebida, si dos, bebida y comida y, si tres, bebida, comida y alojamiento para ti y para tu caballería.
En el caso de Can Llopart, hay cinco cipreses, en dos grupos: uno de dos y otro de tres, todos están en el camino antiguo que iba de Sant Andreu a Corbera (que no sigue el mismo recorrido que la carretera actual), y están puestos de una manera que indica que las personas que se dirigían a Corbera desde Sant Andreu, tenían más "privilegios" que las que hacían el camino inverso.
Y lo del bandolero Josep Sàbat, originario de Sant Andreu y que fue prendido en Can Xandri  después de haber asaltado varías de las masías de Corbera y aledaños y dado muerte a todos o algunos de sus habitantes. Asi sucedió en Can Canals de Sant Andreu, donde mató a los propietarios, en Can Moriscot, donde mató a dos mujeres y tres niños, y en Can Palet, en la que asesinó al propietario. Amén de incendiar las casas, que parece que era una costumbre muy suya. Después de lo de Can Palet fue perseguido y se refugió en Can Xandri, donde fue detenido por un somatén movlizado por el alcalde de Corbera, a la sazón hijo del asesinado propietario de Can Palet. En total se le achacaron 28 muertes.  Fue juzgado, condenado y ajusticiado y su cabeza terrminó dentro de una jaula, expuesta en la cruz de Susalba, que se utilizó, en este caso, a modo de picota. La historia o leyenda del tal Sàbat, más completa, incluyendo su juicio y brutal ejecución en la zona de la Creu Susalba, podéis encontrarla aquí.
A propósito de masías: Alguien me explicò  el curioso ritual del salpàs que se llevaba a cabo en la época de Semana Santa y que consistía en una especie de bendición general de la masía y, en especial, de la puerta de entrada, sobre la que el mosén arrojaba una pella de sal húmeda, bendecida, que permanecía adherida todo el año.
Al parecer en Corbera la costumbre del salpàs se hacía de modo independiente en las parroquias de Santa María y en la de Sant Antoni, y que un día se pasaba por las casas del casco urbano y al siguiente por las masías, divididas también entre las de arriba y las de abajo.
En  el diccionario del Institut d’Estudis Catalans he encontrado lo siguiente:
A les regions pirenenques, en fer el salpàs, el sacerdot beneeix la sal i l'aigua; els escolanets que l'acompanyen duen palmons beneïts del dia del Ram i els deixen a les cases; els habitants d'aquestes donen una almoina que sol consistir en ous o formatge o diners. La sal beneïda la donen al bestiar; l'aigua beneita serveix per a l'aspersió de la casa i també en donen un glop a la mainada.
Un par de enlaces relacionados con el salpas: En el primero de ellos hay una descripción bastante completa de lo que era la ceremonia o el ritual del salpàs y su significado o simbolismo. En Corbera, no obstante, al decir de los que me lo han contado y que lo vivieron (alguno me dijo sufrieron) como monaguillos, no se formalizaba una procesión como tal, sino que el grupo lo formaban el párroco y tres o cuatro escolanets, aunque se solían incorporar algunos niños más. Y, desde luego, nada de que les invitaran a almorzar ni nada parecido: unos huevos y poco más.
Pero lo mejor, si conocéis gente de Corbera que haya sido monaguillo hace unos no menos de 50 años y que lo hayan vivido en primera persona, es que os cuenten en qué consistía aquello y alguna anécdota, que tendrán muchas, sobre el tema.
En cuanto al simbolismo, aparte de lo que en el enlace se explica, parece que lo de lanzar la pella de sal a la puerta y también clavar una cruz formada con hojas de los palmones bendecidos el Domingo de Ramos, podría relacionarse con las marcas de sangre de cordero que en Egipto libraron a los primogénitos de los judíos de la muerte ocasionada por el ángel de Yahvé. De manera que la pella de sal bendecida tendría la finalidad de impedir que los demonios o los malos espíritus entraran en aquella casa.
El segundo enlace nos muestra la foto con el pegote de sal  y la cruz de hojas de palma.
Y, por último, si hay algún supersticioso interesado, puede llevar a cabo su propio ritual de salpàs confeccionando una pasta con harina, sal fina, agua y siete gotas de vinagre. Se procede así:
Colocar en un bol, la harina, la sal fina y las 7 gotas de vinagre. Se mezclan todos los ingredientes, agregándole el agua necesaria para formar una masa maleable para, seguidamente, ir realizando bolitas del tamaño de un garbanzo y perforarlas una por una con un palillo. Dejarlas secar muy bien, para luego ir armando pulseras con trozos de  hilo y 13 bolitas. Hacer un nudo al final. La cantidad de pulseras que se realizarán dependerá de la cantidad de puertas y ventanas que posea nuestra vivienda.
Una vez terminadas las pulseras de sal, poner cada una de ellas sobre los marcos de puertas y ventanas. Mientras se hace,  se dice la siguiente conjuro:

“Al ver, verás y te alejarás,
con la envidia no podrás destruirme jamás.
Protege mi casa Salpás, salpás, salpás.”


Algunos enlaces para saber más sobre las masías de Corbera (1) (2) (3)